Masaje Holístico.

Ya sea que tengas el estrés apretado en los hombros, la tristeza haciendo nudo en el pecho, o simplemente estés necesitando un poco de paz y silencio... este espacio te abraza tal como estás.

El poder del Contacto Consciente.

Quiero que te sientas sostenida y a salvo — conmigo, con el espacio, con el toque — para que por fin puedas bajar la guardia y soltar.
Ahí es donde la sanación puede empezar a suceder.

Para mí, el masaje tiene que sentirse biensiempre.
Tiene que ser cómodo, placentero.

(hey, profundo y efectivo no significa doloroso y desagradable).

Una experiencia única que trasciende el masaje convencional.
Más que solamente un
alivio físico, es un encuentro de placer, descanso y conexión profunda con vos misma.
Un enfoque basado en la convicción de que el
contacto humano sana, restaurando tu equilibrio y bienestar.

Se trata de las lágrimas que nunca llegaron a caer, de la tensión de tener que sostenerlo todo, de esas partes tuyas que se sienten olvidadas.

Una experiencia.

Desde el momento en que entrás hasta el momento en que te vas, quiero que te sientas bienvenida.

Bienvenida por mí — mi sonrisa, mi corazón abierto, mirándote a los ojos.

Bienvenida por el espacio — sus aromas, la música, la calma.

Y también, por la forma en que te invito a ser vos misma, tal como estás, con lo que sea que traigas ese día.

FAQs

  • Lo que ofrezco nace de una mezcla muy mía.
    Tiene la esencia del masaje Esalen, sí, pero también otras técnicas, mucha sensibilidad, intuición, y todo lo que fui aprendiendo en estos más de diez años de acompañar mujeres, de escuchar sus verdades, de dejar que el cuerpo hable.
    Es una práctica que no nació solo de trainings, sino de la vida misma.

    El masaje Esalen nació frente al mar, en los acantilados de California,
    y es una invitación a bajar un cambio, a soltar tensiones, a volver a casa… a vos.
    Se trata de un contacto consciente, hecho con presencia que aunque profundo es muy cuidadoso. Un toque que no invade, que acompaña, y que abre un espacio seguro donde el cuerpo puede aflojar, sanar y volver a su equilibrio natural.

    Movimientos largos, envolventes, que recorren la superficie pero llegan a lo más profundo de vos- tu historia, tus emociones, tus dolores y tus alegrías, entendiendo que no se trata de arreglar nada sino de sostener y escuchar para que la sanación suceda naturalmente.

    Se trata de cuidar todo eso que venís cargando sin darte cuenta.
    Una oportunidad para volver a tu cuerpo. Para volver a vos.
    Para sentirte viva. Sentir placer, descanso y sobretodo DEJARTE SOSTENER.
    Para recordar que tu cuerpo guarda historias, que es hogar, que es el mapa de regreso a quien sos.

    Si estás cansada, saturada, desconectada —o simplemente con ganas de algo que te toque de verdad— este masaje es como un suspiro profundo para el alma.
    Las mujeres suelen irse más livianas. Más presentes. Más en paz.

  • Cada sesión es distinta, porque vos también lo sos cada vez que venís.

    Podés elegir la presión del masaje: si lo querés firme y profundo, o suave y relajante. También podés elegir la música y las esencias, para que el espacio se sienta a tu medida. Y si no tenés ganas de decidir nada, tranquila—yo me encargo de todo.

    Durante toda la sesión podés decirme si necesitás algo: más presión, menos, una manta, silencio… lo que sea que te ayude a sentirte más cómoda y a gusto. Este espacio es tuyo.

    Charlamos un ratito al principio, te escucho, y el masaje se adapta a vos —no al revés. Me podés contar cómo te sentís, si hay algo que necesitás, alguna tensión física, algo emocional, lo que esté vivo en vos ese día. Nada se fuerza. Todo se acomoda a tu ritmo y a tu momento.

    Después te dejo sola para que te acomodes en la camilla. Vas a estar cubierta con sábanas y toallas, y solo voy descubriendo las zonas en las que voy trabajando (sí, hay aceite calentito, música suave, aromas ricos, y camilla térmica si hace frío).

    Los movimientos son largos, lentos, envolventes. A veces se sienten casi como una danza. No hay movimientos bruscos ni técnicas robóticas: tu cuerpo se trata como un todo, no en partes separadas.

    El ritmo es suave pero profundo. Podés quedarte dormida, llorar, reírte, que te venga alguna imagen, o simplemente entrar en un estado de paz total. A veces, algo interno encaja, se acomoda. Todo es bienvenido. No hay expectativas ni juicios.

    Al final, tenés unos minutos de silencio para ir volviendo de a poco, dejando que todo se integre. Después, si querés, charlamos un poco… y sino querés te vas flotando, con otra energía.

  • Este asaje relaja profundamente tu sistema nervioso.
    Despierta la creatividad, aclara la mente y abre espacio para nuevas ideas y mejor foco. Te ayuda a conectar con vos misma desde un lugar más amable, fomentando la autoaceptación y el amor propio, al sintonizar con tu cuerpo con suavidad. También acompaña procesos de sanación, ayudando a que el cuerpo y las emociones integren cambios de manera profunda y duradera.

    Disuelve tensiones físicas y mentales. También permite liberar emociones que estaban estancadas, trayendo equilibrio. Al mejorar la circulación sanguínea y linfática, favorece la oxigenación y la desintoxicación natural del cuerpo, mientras relaja músculos tensos y libera rigidez, lo que mejora la flexibilidad.

    Trae una calma profunda y alivia el estrés y la ansiedad, dejando a muchas mujeres con una sensación de frescura, energía y presencia renovada. Muchas también duermen mejor después, porque este masaje ayuda al cuerpo y la mente a entrar en un verdadero estado de descanso. Básicamente, activa el “modo relax” del sistema nervioso, ese que necesitamos para reparar, descansar y volver a sentirnos bien.

  • Antes de venir:
    Come liviano, tratá de evitar comidas pesadas justo antes. Un cuerpo cómodo se relaja mejor.
    Llegá sin apuro. Si podés, nada de correr o estar chequeando mil cosas a último momento. Llegar ya un poco en “modo pausa” hace toda la diferencia.
    Usá ropa cómoda. Vas a estar en ropa interior (o desnuda, si te pinta y te sentís bien), cubierta con sábanas. Cuanto menos tengas que pensar en la ropa, mejor.
    Dejá las expectativas afuera. No tenés que “hacer” nada. Solo estar, respirar y dejarte recibir.

    Después de la sesión:
    Tomá mucha agua. El masaje mueve no solo músculos sino también emociones y energía. El agua ayuda a que todo eso fluya y se acomode.
    Evitá meterte de lleno en mil cosas después. Si podés, dejá que la sesión sea parte de un día más suave y tranquilo.
    Escuchate. Podés sentirte llena de energía o todo lo contrario. Querer hablar o no ver a nadie. Todo eso es parte del proceso. Respetalo.
    No te apures a “entender” lo que pasó. A veces el cuerpo procesa a su ritmo. Confiá.


    Un pequeño recordatorio— El masaje holístico es una herramienta maravillosa para acompañar tu bienestar y tu autocuidado, pero no reemplaza la terapia, el tratamiento médico ni el asesoramiento profesional. Siempre es buena idea consultar con profesionales de la salud cuando lo necesites.

Lo que ustedes dicen.

"Mi masaje fue como ninguno que haya tenido antes. Una experiencia sensorial completa, de verdad. Te vas sintiendo que estuviste con alguien a quien realmente le importas”

— Louise K.

"Ceci escucha con mucha atención lo que necesitás y puede sostener cualquier respuesta que surja durante la experiencia. Me encantó cómo me sentí después de la sesión: suave, abierta, enraizada… hasta mi voz se volvió más profunda de lo relajada que quedé.”

— Rachel S.

“Te merecés un masaje que te abrace el cuerpo y el alma, que te saque el peso de encima y te regale un buen descanso”.